domingo, 14 de febrero de 2010

Costo ignorado o usuarios ultrajados ?

Escuchamos constantemente comentarios y reclamos acerca del costo que tiene para las empresas concesionarias la prestación del servicio de transporte público en la ciudad de Bahía Blanca. Pero pocas veces escuchamos, comentarios constructivos o propositivos, acerca del costo que insume a los habitantes de la ciudad y en particular a los usuarios contar con un sistema de transporte ineficiente. Y peor aún, son los representantes de la comunidad, los de la mayoría de la comunidad, los que si hacen algún comentario, es vago o solo eso, un comentario.

Quienes me leen, salvo que sean especialistas, pensarán hasta este renglón que hablo del costo del pasaje, pero ese es solo uno de los costos de un sistema de transporte. Entre los componentes globales del mismo encontramos, los costos externos (efectos no deseados y no compensados como accidentes, contaminación, etc.) y el tiempo, el que para el usuario puede ser aun más importante que la tarifa. Esto no solo es un juicio propio, sino que en cualquier manual podemos leer que quien viaja no lo hace por el viaje en sí, sino para trasladarse a realizar alguna actividad, incluso descansar o recrearse. Este tiempo, también vale para la persona. Y tal vez para el común, más que lo pensado.

De este costo se habla poco, no se lo quiere “costear”. El usuario si lo hace pero el sistema no lo incorpora, solo se paga por él. Se tira la plata, o se la roba el dúo prestador-regulador. Los usuarios de Bahía Blanca y potenciales clientes del sistema reclaman principalmente esto, no ser mas ultrajados en el uso y disposición de sus tiempos. Menos aun en pos de mantener la rentabilidad del capital de los empresarios.

No todo se puede comprar en esta vida, por lo tanto, no todo tiene un correlato en dinero, pero si es posible usar para realizar comparaciones las medidas monetarias. Como frecuentemente se hace en los análisis de estos sistemas se toma como referencia un sueldo promedio y se mensura el tiempo en pesos.

El tiempo que insume viajar en un sistema de este tipo puede desagregarse en el del viaje mismo y el del acceso a la parada y la espera. Este último es normalmente más valorado que el del viaje mismo. Es normal tener que esperar por tomar el colectivo pero regularmente está establecido cual es la frecuencia con la que se debe hacerlo. En este sentido pasan dos cosas, por un lado quienes estén dispuestos a esperar el tiempo que se preestablece el medio pasara lo utilizaran, otros en cambio preferirán caminar o tratar de utilizar otro medio. Desde ya que esto vale para los que pueden hacerlo.

Pero de la espera también puede decirse algo, y tal vez lo más importante, el precio o tarifa, supone esta espera, la contemplada por el diseño del sistema, pero el resto es ni más ni menos que este ultrajamiento del que hablo. Uno llega a la parada y espera… y espera… y cuando pasa, pasa, pero lo hará varios minutos después de lo preestablecido.

Si dije que cada minuto de espera es valorado más que el minuto de viaje, cada minuto por encima de ese tiempo debería ser aun mucho mas valioso. La espera deja de ser paciente y desemboca en un hastío impaciente, tal se observa en la cara de cada usuario del servicio bahiense que tiene que ir a trabajar o estudiar en colectivo.

Entonces, como casi sin temor a equivocarme dado que la mayoría de los viajeros lo hacen con el fin de ir a trabajar o estudiar y usando como dato el valor del tiempo en términos monetarios, cada minuto del usuario valdría por lo menos unos quince centavos de peso ($0,15). Y según lo que dijimos, la espera vale mas y mas aun, por encima del tiempo establecido. Cuantos minutos se pierden por no saber o esperar excesivamente el colectivo? A un promedio, modesto, de cinco minutos por día, en el mes se van unos veinte pesos por usuario regular. (dejo para los mas morbosos las cuentas del agregado)

Adam Smith, filósofo y economista clásico, decía que las cosas valen las penas y fatigas que su adquisición supone, puede decirse que el servicio tal cual fue planteado y funciona supone un precio muy superior al fijado por la tarifa. O sea, gratis, es un asalto.


nododetransporte@gmail.com

3 comentarios:

  1. Estimado amigo: Efectivamente, el tiempo se calcula en función del salario promedio, aunque bien podría calcularse aun más abajo, en términos de canasta básica, desde que los usuarios de un servicio público deficitario, por lo común, son aquéllos que no tienen recursos para costearse un automóvil o una motocicleta. Digamos que si ese concepto se sitúa, muy generosamente, en los $ 1.200 (poco más que la jubilación mínima), el minuto de tiempo debe calcularse a partir de la siguiente pauta: Días hábiles anuales (256); días hábiles mensuales (256/12 = 21,33); horas por día hábil (8). Entonces: $ 1.200/21,33 = $ 56,25 diarios = $ 7,03 por hora = $ 0,117 el minuto. Conclusión que no difiere mucho de la suya.
    Ahora bien, el concepto tiempo se proyecta asimismo en 2 dimensiones: el tiempo de viaje, frente a otros modos de locomoción, y el concepto de espera. La espera siempre será conceptuada como una "pérdida de tiempo", que estudios efectuados en Países Bajos tiene establecida como de una mayor gravitación que el tiempo de demora dentro del vehículo, ya que a la espera en la calle se la considera una "pérdida injusta", porque se sustrae al pasajero de su libertad en contra de su voluntad, y es vivenciado cada minuto en esa condición, como 1,5 minutos durante el viaje. De modo tal, que a la pérdida económica se le adhiere una pérdida de carácter psicológico o emocional. Esa pérdida por espera improductiva en la calle puede ser atenuada por un adecuado sistema de información al usuario. Modernamente se utiliza el GPS y pantallas en las paradas, para informar el tiempo que demorará en arribar la próxima unidad. Obviamente, nada de eso ha llegado hasta nuestro mundo. De forma que hay dos posibilidades: O un servicio con un alto nivel de puntualidad y habitualidad, que permita establecer con estrictez las frecuencias y escribirlas en el cartel de cada parada, o un servicio de alta frecuencia que no implique grandes demoras entre una unidad y la siguiente. En este último caso, los numerosos estudios realizados en Latinoamérica entienden que una frecuencia razonable mínima es de 5 minutos en hora pico y 10 en hora valle.
    De tal forma, se puede establecer en ese umbral la tolerancia del usuario. Pasado el cual, el tiempo excedente será vivenciado como pérdida, a 1,5 veces el tiempo de marcha dentro del vehículo.
    Entonces, por ejemplo, si se trata de una demora habitual de 30 minutos en hora pico, su cuantificación será: (30 - 5) x 1,5 = 37,5 x $ 0,117 = $ 4,39.
    Asimismo, la demora en el viaje será equivalente al tiempo de viaje menos el tiempo de viaje de las modalidades en competencia. En este caso, la única modalidad en competencia es el automóvil, sea bajo la regulación privada o como taxi o remis. El tiempo de marcha de un colectivo, también según unánimes estudios, se promedia en los 12 km/h, mientras que el del automóvil, en los 22 a 25 km/h. La distancia media dependerá de cada ciudad, pero digamos que la establecemos en 3 km. Entonces, una persona en autobús demorará 15 minutos para hacer una distancia que con auto demoraría 7 minutos y medio. La diferencia es de 15 minutos, considerando la ida y vuelta. Luego: 15 x $ 0,117 = $ 1,755 diarios.
    De tal forma, el costo de "pérdida de tiempo" puede ser establecido, diariamente, en $ 1,755 de demora de marcha + $ 8,78 de espera en paradas = $ 10,50 diarios para redondear por usuario.
    Si al mes viajan, por ejemplo, 3 millones de usuarios, el costo de un servicio público ineficiente para la comunidad bahiense ascenderá a $ 31,6 millones, o sea, casi $ 380 millones al año (US$ 100 millones). Con ese dinero, puede una ciudad instalar un sistema tranviario automatizado, energéticamente limpio, silencioso y amigable,a razón de 9 a 10 km por año.

    Mis cordiales saludos.

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  2. sus calculos completan con precision mis comentarios, lo que yo no quise calcular para evitar el potencial sufrimiento que provoca no solo esperar el colectivo, sino saber que el monto perdido o quitado por el duo regulador-prestador es ... INMENSO como Ud bien calcula.
    Saludos.

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  3. Antes que nada celebro la iniciativa del blog, ya que me parece sumamente productivo para intercambiar opiniones e información en una materia que constituye uno de los grandes escollos para la competitividad económica y el bienestar de nuestro país.

    Las ganancias sociales y privadas derivadas de mejoras en el sistema de transporte tanto urbano como interurbano son inmensas, tanto por el potencial productivo sin explotar de regiones enteras de nuestro país, como los beneficios de descompresión de los grandes centros urbanos, calidad de vida, acceso a bienes y servicios públicos , etc.

    Lo facinante del transporte público es que está plagado de círculos viciosos como en el caso de la baja calidad del servicio- baja demanda- déficit para el operador- uso del automóvil- expansión de las ciudades - baja calidad del servicio. Digo facinante porque una vez que se revierten se convierten en círculos virtuosos que mejoran la calidad del servicio,N° usuarios, costo por pasajero/Km y menores emisiones y congestión, por mencionar algunas.

    Una de las conclusiones que me surgieron cuando estudié el sistema de transporte en Bahía Blanca es que un proyecto de revalorazación y mejora del TP necesariamente implica que el automóvil privado asuma los costos de ocupación vial mediante menor disponibilidad de espacio y tarifas, precondición necesaria para mejorar los tiempos de viaje y operatoria en paradas, así como cobertura de servicio, frecuencia y menores tiempos de espera. Esto implica asumir el costo político del cambio de hábitos de desplazamiento en la ciudad e invertir recursos económicos escasos cuya rentabilidad no resiste el análisis de indicadores aplicados a la actividad privada.

    La incorrecta definición de costos y beneficios, sumado a los intereses de los sectores involucrados requieren de un análisis profundo y de una apoyo total por parte de la comunidad, de cualquier medida, la cual creo debe ser sometida a consulta popular.

    Abrazo y gracias por el espacio.

    José T.

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